El miedo se cernía sobre París. Y los fantasmas de derrotas pasadas perseguían sobre el campo y el vestuario a las jugadoras del Real Madrid, y terminó por eclipsarlas. El equipo blanco necesitaba una victoria para dejar atrás la mala racha. Pero no lo consiguió. El París FC —colista del grupo D antes del partido y ahora tercero— hundía al conjunto de Alberto Toril con un 2-1 en la tercera jornada de la fase de grupos de la Champions League. En los últimos seis partidos, las de Valdebebas tan solo han ganado uno de ellos. Por Europa, cayeron ante el Häcken y empataron con el Chelsea. Ahora, cierran el grupo con un punto. Y sin margen de error en el futuro, cada derrota es una sentencia.

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Chiamaka Nnadozie, Julie Soyer, Célina Ould Hocine, Théa Greboval, Lou Bogaert, Gaëtane Thiney, Daphné Corboz, Kaja Korosec, Clara Matéo, Julie Dufour y Mathilde Bourdieu

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Misa, Olga Carmona, Kenti Robles, Ivana Andrés, Kathellen, Claudia Zornoza, Freja Olofsson, Teresa Abelleira, Hayley Raso, Athenea del Castillo y Caroline Møller

Goles 1-0 min. 3: Julie Dufour. 2-0 min. 5: Gaëtane Thiney. 2-1 min. 52: Caroline Møller.

Árbitro Maria Ferrieri Caputi

Tarjetas amarillas Ivana Andrés (min. 34) y Teresa Abelleira (min. 88)

La afición señala a Toril. Y Toril a la enfermería. Una plantilla maltrecha y reducida por siete bajas: Carla Camacho, Linda Caicedo, Caroline Weir, Naomie Feller, Sofie Svava y Rocío Gálvez y Sandie Toletti. A las futbolistas lesionadas se añade la delantera clave que había levantado el ánimo de los aficionados al entrar en la convocatoria: Signe Bruun. A pesar de viajar con el equipo y estar presente en el estadio, no aparecía en el once y tampoco entre las suplentes. Sin vestir, aguardaba en el banquillo al inicio del partido.

Con dudas sobre el juego y dirección del Real Madrid, el equipo de Toril necesitaba cambiar los malos resultados, las sensaciones negativas y las dinámicas nocivas. Y antes de empezar a despegar, se estrellaron.

Las caras de concentración y seriedad con el himno de la Champions en el Stade Charlety marcaba la actitud tanto de las del conjunto madrileño como el del parisino, que llegaba con las pilas cargadas. Se palpaba la tensión cuando el primer balón salía directo por la banda. Y a los tres minutos el París encontraba la más que evidente fragilidad defensiva del Madrid —está encajando el doble de goles que la temporada pasada— tras una pérdida en el centro del campo y un rápido contragolpe de Julie Dufour que Misa no podía parar. Con el característico inicio intenso del París, que eliminó al Arsenal y al Wolfsburgo —actual subcampeón de Europa— en la previa de la Champions, Gaetane Thiney marcaba el segundo apenas dos minutos después.

Con muy poco el equipo local hacia daño al Madrid. Y sin capacidad ofensiva, las de Alberto Toril tenían la posesión, pero no la rapidez en transiciones ni efectividad. Y cuando las de París recuperaban la pelota, se colaban en el área rival y campaban a sus anchas por el área madrileña ante las espaldas de Ivana y Kathellen. Y el Real Madrid ni siquiera era capaz de aprovechar los errores del París, a pesar de los intentos de Athenea del Castillo. Sobre ella se pitaba un penalti a favor del Madrid. Era Olga Carmona —atada a su faceta defensiva por las extremos rivales— la encargada de lanzarlo. Pero ante la sorpresa de sus compañeras, la suerte no estaba de su parte, y la guardameta nigeriana Chiamaka Nnadozie aplacaba el disparo de la campeona del mundo.

El Real Madrid intentaba abrirse paso por fuera con el apoyo de Hayley Raso. Pero el fallido penalti hundía a las jugadoras de Toril. Aun con falta de gol, las futbolistas del Madrid rezumaban ganas de remontada en la segunda parte. Pero no confianza: Raso se encontraba sola frente a la portería tras regatear a Nnadozie, pero la australiana fallaba. Unos minutos después, se redimía al dejar la pelota para que Caroline Moller marcase e iniciase el camino al empate.

Había un cambio de actitud, pero no era suficiente, y la euforia duraba poco. El conjunto blanco se desinflaba con el paso del tiempo. Sumaba ocasiones y opciones de darle la vuelta al partido, pero erraba en cada una de ellas. Con el depósito en reserva, los últimos minutos se volvían agónicos.

Con la derrota, el Real Madrid se tambalea en Europa. Arrancaban la temporada con solvencia y éxito en la Liga. Tras siete victorias, aspiraban a construir un camino estable y seguro por la Champions. Parecía que la distancia se acortaba, pero era un espejismo: desde el empate contra el Chelsea y la derrota ante el FC Barcelona, el Madrid no ha levantado la cabeza, con tan solo una victoria en seis partidos. Se ha abandonado a la deriva y Valdebebas se incendia con la oscuridad de la ciudad de la luz. La necesidad del Madrid aprieta.

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