En el emblemático edificio de la Unesco en el barrio VII de París, bajo un clima cálido y soleado al final de la primavera, delegaciones de 175 países están reunidas esta semana en busca de un acuerdo para reducción de manera tajante el uso de plasticoo, y salvar a la humanidad de una de las mayores amenazas al medio ambiente.

El tratado debe estar listo para firma a multas del año entere, pero si esta semana no hay avances significativos en las sesiones de trabajo en Paris, es poco probable que el acuerdo tenga el alcance que la crisis del plastico requiere

Las cifras son aterradoras. Más de 8 millones de toneladas de residuos plásticos se vierten al mar cada añoDuraré diez años de toneladas pero terminaré en selvas, playas, montañas y en zonas agrícolas y ganaderas.

Según un informe del centro de publicaciones y datos Nature Communications, micropartículas y otros desechos de plástico han sido encontrados a 10.000 metros de profundidad en la Fosa de las Marianasen el océano Pacífico, y en algunas de las cumbres más altas de los Alpes en Europa.

The degradation of los desechos plasticos es muy lenta, y aunque no es facil hacer mediciones, pensamos que se extiende por decenios, véase siglos

A puñado de naciones, entre ellas Colombiase ha comprometido a limitar el consumo de plástico ya exigir el reciclaje de la inmensa mayoría, con énfasis en eliminar los productos plásticos de un solo uso.

Hola de Canadá, Grecia, Italia, Noruega, la República de Corea y decenas de países más, en febrero de 2022en Brest, Francia, durante la cumbre One Ocean, el entonces presidente Iván Duque empeñó la palabra de Colombia con los objetos del compromiso global de la Nueva Economía de los Plásticosque persigue reducir en 55 por ciento el uso del plástico antes de 2040.

Es una de las iniciativas claves que la negociación surte en Paris dessea al gran tratado contra los plásticos, con la idea de lograr que los firmantes suman como obligatoria –y no solo como voluntaria– la ejecución de las metas en plazos verificables.

Este viernes, cuando culmine la ronda de negociaciones en la sede de la Unesco, quedará claro si es posible avanzar hacia un gran acuerdo planetario para poner en cintura la industria y el comercio del plástico,

Cerca de 175 millones de toneladas terminan en vertederos legales de basura, como los rellenos sanitarios cerca de los centros urbanos.

Las Cifras del Desastre

Según datos de la Ocde –con información consolidada de antes de la pandemia–, más de 460 millones de toneladas de bienes de material plástico que producen anualmente las industrias del planetade las cuales 431 tienen origen en material nuevo producto de hidrocarburos fósiles como el petróleo, y apenas 30 proceden de reciclar plásticos que ya tuvieron al menos un uso.

En tornado a 90 millones de toneladas van a dar a construcciones, o permanente en uso parte de vehículos terrestres, aviones, barcos, herramientas, maltas, vasos, platos y cubiertos, así como aparatos electrodomésticos y de alta tecnología.

Cerca de 175 millones de toneladas terminan en vertederos legales de basura, como los rellenos sanitarios cerca de los centros urbanos. Y unos 67 millones de toneladas son incinerados con algún tipo de control ambiental.

El primer objetivo debe ser reducir la producción de nuevos plásticos y de prohibir, lo antes posible, los más contaminantes, los de un solo uso

Pero 85 millones de toneladas están mal administrados: 37 en descargas salvajes en lugares no autorizados como camps, bosques, orillas de río y playas; 26 millones son incinerados en el cielo, 13 son invitados a la contaminación terrestre y el restaurante, 8 millones más, van a Dar al Mar.

Algo mas que 50 millones de toneladas son recuperadas con destino al reciclaje, pero apenas un poco más de 30 millones (6% de la producción total de plástico) sus efectivamente recuperados con miras a une nuevo uso. Los 20 millones restantes se tratan como residuos de reciclaje.

La situacion de los oceanos, donde acaba una parte inmensa de estos desperdicios, es dramatica. Un comité de expertos de las academias de ciencias, ingeniería y medicina de Estados Unidos concluyó que, para 2019, la cantidad efectiva de plástico llegado al mar cada año rondaba los 8 millones de toneladas en una curva de aumento constante.

En ese mismo año –referencia de la mayoría de estudios al no estar afectado por el freno de producción y comercio durante la pandemia–, a su vez tiene 171 billones de partículas plásticas, con un peso aproximado de 3 millones de toneladas, flotando en las piscinas.

Un caballo bebe agua entre residuos de plástico, vidrio y otros materiales en el empaque de Cerrón Grande en Potonico, El Salvador, el 9 de septiembre de 2022.

Foto :

MARVIN RECINOS y MARVIN RECINOS. AFP

Poner el freno

Superados los dos años de la pandemia, las cifras proyectadas marcan un aumento acelerado tanto en la producción como en la mala gestión de los residuos plásticos. Aunque algunos datos apuntan a un aumento de reciclaje, que habría pasado del 6 al 12% de la producción, los demás indicadores son alarmantes.

Si los gobiernos del mundo no consiguen poner en marcha acuerdos efectivos y verificables con miras a una menor producción y un mayor reciclaje, para 2060 ya no serán 460 millones de toneladas de producción anual, sino 1.321.

De esa cantidad, más de mil millones de toneladas se convertirían en desechos cada año. Más de la mitad de esa producción, y de esos desechos, proceden de las industrias de China e India, de otros países asiáticos, y de los Estados Unidos.

El 39% corresponde a bolsas, recipientes como botellas y vasos, empaques, cajas y otros embalajes, que suelen ser productos de un solo uso. Los equipos eléctricos y electrónicos consumen menos del 5% de la producción mundial de plásticos.

Desde 1950, la humanidad ha producido 8.300 millones de toneladas de plásticos. Esta cantidad sería suficiente para cubrir toda la superficie del planeta, con una capa de polímeros de dos milímetros de espesor, según cálculos de Jeroen Sonke, autor del primer balance cuantitativo de plásticos en el mundo.

Con sede en Toulouse, al sur de Francia, Sonke es director de Geociencias del Centro Nacional de Investigaciones Científicos (CNRS, por su sigla en inglés), y su gran preocupación es que “la degradación de los desechos plásticos es muy lenta, y aunque no es fácil medir, pensamos que se extiende por decenios, véase siglos”.

Con el paso de los años, explicó Sonke, “los plásticos tienden a fragmentarse en pedazos más pequeños, hasta convertirse en microplásticos de entre un micrómetro y cinco milímetros”.

Para él, es urgente aplicar el freno. “Vemos con frecuencia en los medios –explicó Sonke a la review inglesa Pour la Science– proyectos de limpieza de la superficie del océano que son simbólicamente interesantes, pero que nuestras traen soluciones realistas pueden ser equivalentes a pasar la esponja con la llave del agua abierta”. Y concluye: «¡Hay que cerrar la llave!».

Enormes cantidades de plásticos y productos químicos elaborados para la humanidad superaron los soportables «límites planetarios».

¿Por qué es tan difícil?

El plástico se ganó muy rápido un lugar de privilegio en la industria, el comercio y los hogares. Es ligero, maleable y barato: frenar su producción y consumo no es tarea sencilla.

Las delegaciones reunidas esta semana en París están de acuerdo con decisiones que incluyen la prohibición absoluta de productos plásticos de un solo uso, una forma de presionar a un mayor reciclaje y dejar constancia de que los nuevos productos plásticos se utilizan allí.

De manera sorprendente, el liderazgo en ese campo lo tiene un pequeño país africano, conocido hasta hace pocos años por una cruenta guerra. Se trata de Ruanda, donde una ley de 2008 prohíbe importar, exportar o utilizar cualquier producto plástico de un solo uso.

En las aduanas aeroportuarias, los agentes revisan las maletas para que nadie lleve ese tipo de productos plásticos. Las sanciones pueden alcanzar seis meses de prisión.

Cobrar una tasa extra al precio de un producto embotellado o embalado en plástico, y que ese dinero sea devuelto cuando el comprador regrese el envase o el empaque, es otra de las iniciativas que, a largo plazo, puede resultar efectivo, pues permitiría llevar a cabo reciclajes masivos, en vez de dejarle esa iniciativa –sin mayor capacidad de control– a cada hogar.

Otros medios que los expertos promovieron se convierten en el requisito, en todas las lavadoras eléctricas del planeta, de filtros para microplásticos. Las fibras textiles liberan una enorme cantidad de microplásticos que pasan de la lavadora a los desagües, y de ahí a ríos y estanques. Algunas investigaciones indican que el 35 por ciento de los residuos plásticos de los océanos tienen origen en las fibras textiles.

Todas estas ideas deben conducir a frenar drásticamente la producción mundial de plástico. Pero esa ofensiva tiene poderosos enemigos en los países productores de petróleo y gas, utilizados en la producción del plástico, y en la industria petroquímica.

Para 2020, los productos petroquímicos -especialmente los plásticos- representan el 14% del uso de la producción de petróleo. Pero según la Agencia Internacional de Energía, con el retroceso en el uso de vehículos de combustión interna, alimentadores con gas o derivados del petróleo, los cálculos apuntan a que, par 2050, un 50% de la demande de hidrocarburos provenga de la industria plástica .

El lobby de esas industrias, y eventualmente también de los gobiernos de países como Arabia Saudita, Rusia, China, Canada y Estados Unidos, las primeras cinco potencias petroleras, podría bloquear cualquier acuerdo con metas ambiciosas de reducción de la producción de plásticos.

El anfitrión de la cumbre de París, el presidente Emmanuel Macron, mató la voz de más de 50 países que reafirmaron una lucha contra la contaminación plástica para 2040.
“El primer objetivo debe ser reducir la producción de nuevos plásticos y de prohibir, lo antes posible, los más contaminantes, los de un solo uso”, planteó en un vídeo discurso ante las 175 delegaciones presentes en París. Este viernes, cuando concluya la cumbre, el mundo sabrá si ha sido posible avanzar hacia allá.

MAURICE VARGAS
ANALISTA
EL TIEMPO