Más de un millón de refugiados rohingya han huido de Myanmar durante varias décadas a Bangladesh, incluidos alrededor de 740.000 que cruzaron la frontera desde agosto de 2017, cuando el ejército de Myanmar lanzó una brutal represión.

Las condiciones en Myanmar han empeorado desde un golpe militar en 2021 y los intentos de devolver a los refugiados han fracasado.

El año pasado, Estados Unidos declaró que la opresión de los rohingya en Myanmar equivalía a genocidio después de que las autoridades estadounidenses confirmaran los relatos de atrocidades masivas contra civiles por parte del ejército en una campaña sistemática contra la minoría étnica.

Los rohingyas musulmanes se enfrentan a una discriminación generalizada en la mayoría budista de Myanmar, donde a la mayoría se les niega la ciudadanía y muchos otros derechos.