El paso de Carlos Alcaraz por Río de Janeiro se reduce a 18 minutos de competición, aunque el percance acontece cuando tan solo han transcurrido dos. Entonces, el pie derecho del murciano se clava bruscamente en la arena al efectuar una maniobra lateral de rectificación y se dobla por la zona exterior hasta dibujar prácticamente un ángulo recto. El tenista se queda en el suelo, se duele, mira a su banquillo, donde revisan la acción en los móviles. El rival, Thiago Monteiro, le ayuda a incorporarse y en cuanto alcanza la silla y se retira el calcetín, percibe la inflamación que va incrementándose hasta dibujar un bolo considerable en el tobillo. El español se cubre con una toalla, interviene el médico y el vendaje compresivo le ayuda a continuar, pero solo un par de juegos. Tras lograr un break y encajar otro (1-1), Alcaraz enfila el vestuario cojeando y pidiendo disculpas a la grada brasileña, que el curso pasado ya presenció en la final otra desgracia física del campeón de 2022.

Alcaraz y Río, Río y Alcaraz. Una historia de dos caras. En 2020, marco de su primera victoria en el circuito de la ATP, cuando tenía 16 años, recibió una invitación y superó a Albert Ramos. “Mi estilo es más o menos como el de Federer”, se presentaba. Un año después triunfó, y al siguiente el isquio le jugó una mala pasada en el episodio definitivo contra el británico Cameron Norrie. Ahora sufre un desagradable capítulo con la articulación, pendiente de las pruebas a las que se someterá este miércoles para determinar el alcance de la lesión. “Vamos a ver qué sale en las imágenes, pero tanto mi fisio como el de la ATP creen que no es algo serio”, tranquilizó. “Al final el tobillo aún está caliente, así que tiene que enfriarse y ver mis sensaciones para decidir si tomo un rumbo u otro”, refiriéndose a la hoja de ruta diseñada para las próximas fechas, que señala una exhibición en Las Vegas el 3 de marzo, contra Rafael Nadal, antes del aterrizaje en los Masters de Indian Wells y Miami.

“Todavía noto el dolor y voy un poco cojo, pero vamos a tomárnoslo con calma; voy a recuperarme y a descansar, y mañana será otro día. Volví al partido para ver si podía seguir o no. Hablé con el fisio en la pista y decidimos que seguiría para ver si mejoraba, pero no fue así. Así que preferimos tener cuidado y retirarnos por precaución”, agregó el de El Palmar, que desligó el percance del estado de la pista —“estaba bastante bien, simplemente apoyé fuerte; son cosas que pasan, a la mayoría de los tenistas les pasan”— y se marchará de Brasil con mal sabor de boca, al mismo tiempo que esperanzado en que la primera exploración esté en lo cierto, y el mal sea menor. Afronta, pues, la contrarreloj para llegar a la cita que tendrá lugar dentro de 11 días en Las Vegas y la gira posterior en el desierto californiano y Miami, que comenzará solo tres días después.

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