Copa del Rey – cuartos – jornada 1

Gran Canaria

Valencia Basket

Conocidos los emparejamientos de cuartos, de inmediato se supo que había un favorito en cada eliminatoria (Madrid, Barça y Unicaja) menos en la que medía al Gran Canaria con el Valencia, rivales parejos de espíritu competitivo. E hicieron buena la predicción, pues el encuentro se definió en la prórroga, donde Chris Jones puso la puntilla. Jauja del Valencia, que siempre fue a remolque hasta que al final dijo sanseacabó; cachetazo para el Gran Canaria y para un Landesberg que sumó 25 puntos.

Shurna dio la bienvenida al Valencia con un triple desde la esquina y una penetración a canasta. Nada que incomodara a Jones, que replicó como sabe, toda vez que agarró el balón para acelerar el juego y repartir caramelos, para encontrar a un Brandon Davies que se subrayaba bajo el tablero y a un Anderson que, aunque falló los primeros lanzamientos, no bajó la cabeza sino que, gallardo él, la alzó. Ora un triple; ora dos jugadas para la videoteca y para aclarar que el Valencia no se limitaría a mirar tras el prólogo (18-17).

Ocurrió que el Gran Canaria se refugió en Landesberg, tan fino como fibrado, jugador con muelles por piernas. Y bien que se elevó en el Martín Carpena, un show con brillantina que desconfiguró por momentos al Valencia, que ponía músculo y centímetros –Ojeleye, Inglis, Claver, Jovic…– sin encontrar la receta para echarle el lazo. A él se sumó el eléctrico Albicy para echar tierra de por medio, siete puntos de diferencia que, sin embargo, al entreacto se quedaron en tres (35-32) porque a la que volvió Davies a la cancha el pulso se igualó. También porque son dos equipos de traje defensivo antes que de baloncesto al abordaje.

Pero Happ y Brussino, los mejores del Gran Canaria durante el año, todavía no habían dicho la suya. Y cuando lo hicieron dispararon a los canarios –47-39 para alegría de los vomitorios que festejaban “¡pío, pío!”– y atragantaron al Valencia, de nuevo sostenido por un Jones que ya veía la luz y el aro. Pero parecía que no era suficiente porque Landesberg tenía más, otros dos triples.

Alcanzado el último capítulo, Jovic, pájaro carpintero, encontró la rampa a la canasta y se hizo gigante para poner el picante y la emoción (62-61). Terreno para los que no padecen mal de altura, para Jones, Ojeleye, Davies y Jovic. Pero también para Brussino, que en la última décima de segundo soltó el balón y encestó el triple para llevar el duelo a la prórroga (77-77). Para entonces, el partido ya había girado y el Valencia, de nuevo catapultado por Jones, firmó un parcial de 0-10 y se citó con el Madrid en la semifinal.

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