“¿Por qué está tan cabreado?”, le pregunta un reportero a Alguacil. Y el entrenador de Orio, introvertido por naturaleza, estalla: “¡Te puedes imaginar…!”. Acaba de concluir el partido en el Parque de los Príncipes. Es miércoles a la medianoche y el 2-0 brilla en el cartel del estadio como una losa o un alivio, según la hinchada que lo contemple. Los octavos de final de la Champions que disputan PSG y Real han alcanzado el ecuador de un modo imprevisto. La Real ha jugado mejor pero ha perdido en medio de una situación accidental, en un córner, porque a Traoré, el hombre que debía pegarse a Mbappé, le dolía una pierna y decidió someterse a una exploración en pleno combate.

“Yo no me lo explico”, lamentó Alguacil. El frágil umbral del dolor de Traoré, incapaz de cumplir con su trabajo por un golpe, irritó al entrenador. “Que un jugador que ha tenido que salir del campo cuando el equipo iba a recibir un córner en contra no acabe en el hospital… ¡No lo entiendo! Si un jugador deja al equipo con uno menos es porque tiene que ir al hospital. Yo lo tengo muy claro. Partimos de ahí. A la vez que ese jugador se ha ido del partido todo el equipo se ha ido del partido. Si queremos competir contra estos rivales no se puede regalar lo que hemos regalado”.

“Ningún rival nos dominó esta temporada como nos dominó la Real en el primer tiempo”, dice Luis Enrique. Con deportividad, el entrenador asturiano del PSG reconoce que le han superado. Pero el ganador es él y el perdedor es el otro. “Nos presionaron con seis jugadores” se sorprende. “Normalmente en la Liga francesa nos presionan con siete. Nosotros éramos ocho pero no estuvimos ni fluidos ni con confianza. Nos faltó capacidad para encontrar buenos pases. El fútbol tiene esta maravilla porque te despistas y te la pueden liar. Este juego es súper dinámico. Es impredecible”.

“Tenía más miedo al entrenador que a los jugadores del PSG, porque nos conoce muy bien”, advirtió Alguacil. Su miedo resultó infundado.

El partido fue un mano a mano de Luis Enrique contra Alguacil. PSG contra Real Sociedad. La hinchada del Parque de los Príncipes asistió confundida. Se impuso Alguacil. El equipo vasco controló la situación en París. Hasta que Hamari Traoré, en una acción fortuita en el área visitante, sufrió un pisotón de Mbappé. Transcurría el minuto 58 y el futbolista de Mali pidió la asistencia de los médicos. El árbitro pitó córner y mandó a los doctores a la banda mientras que Traoré, de 32 años, se sometió a una exploración rápida. El dolor captó toda su atención. No se percató de que su equipo estaba con uno menos en una situación crítica: todas las jugadas a balón parado se defienden, por norma, hombre a hombre. Si falta uno, todo se desploma. Cuando Dembelé ejecuta el lanzamiento, la suerte está echada.

Luis Enrique: “El fútbol es así de cachondo”

“La Real a balón parado es mejor que nosotros”, dice Luis Enrique con voz ronca en la sala de conferencias del estadio, “tienen grandísimos lanzadores y rematadores. Pero el fútbol es así de cachondo. De pronto marcas el 1-0 a balón parado, llegando al segundo palo con un jugador como Mbappé que no es un gran especialista en estas lides. Pero hay un buen centro, un buen remate de Marquinhos en el primer palo, eso siempre significa problemas para el rival, y también la fortuna. Ellos eran diez en esa acción porque Traoré estaba fuera. Todo ha ido a nuestro favor”.

“Tengo sensaciones encontradas”, concluye Alguacil; “hemos hecho un gran primer tiempo incluso hasta el gol; competíamos de tu a tu y eso ya es mucho contra el PSG. Hemos tenido opciones bastante claras de gol. Pero les hemos regalado el 2-0 y el 1-0, donde hemos dejado el equipo con uno menos, no puede pasar en una eliminatoria de Champions contra el PSG. Tampoco puede ser que tras el 1-0 el equipo se ponga nervioso y desaparezca del partido. Nos han podido matar. Es un 2-0 difícil pero no tengo dudas: si somos capaces de competir como en el primer tiempo, ¿por qué no soñar con hacer el primer gol en Anoeta y meternos en eliminatoria? Con el aliento de nuestro público intentaremos dar la vuelta”.

Alguacil se encogió de hombros: después de todo, la Real pudo recibir una goleada cuando el 1-0 aturdió a sus futbolistas. “Dentro de lo que cabe me voy contento. Porque después de ese 1-0 y habiéndonos ido del partido como nos fuimos, nos quedamos con un 2-0 que ¡cuidado! Sabiendo que será complicado con el plantillón que ellos tienen, si hemos hecho el partido que hicimos en el primer tiempo, ¿por qué no soñar?”.

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